Por Jormaris Torrealba
Mi colegio es un castillito de ladrillos donde tuve mis primeros sueños, aprendí, crecí y los alcance, lugar de donde tengo recuerdos que atesoraré por el resto de mi vida y al que le agradezco por ser la persona que soy hoy. En mi colegio entendí que el mundo no solo eran el barrio y las carencias, que cada uno de nosotros como individuo tiene un potencial, que hay que insistir y nunca desistir, porque siempre hay una mejor versión de nosotros mismos.
Agradezco a Mano Amiga por todas sus enseñanzas, por darme la oportunidad de formar parte de esa gran familia, por sus valores, sus oportunidades, por vivir las virtudes como vocación personal y lo más importante tener la convicción y el compromiso de ser transformador social.
Ingrese a la Universidad Metropolitana por los convenios de becas que ofrecía mi colegio y me gradué como Ingeniero Químico, al mismo tiempo obtuve una beca de Ingles por méritos académicos y simultáneamente realice el curso de inglés con los estudios de la carrera.
Terminar la Universidad ha sido mi gran logro, soy profesional, trabajo en la cigarrera Bigott, actualmente me desempeño como gerente de GLT y DEER (Planta de procesamiento de tabaco), experiencia que me mantiene con ganas de seguir adelante, con ganas de ayudar a la sociedad y al que más lo necesita, enseñanza que me dejo mi colegio y mis padres, “lo que bien se aprende no se olvida”.
Hoy soy mamá, tengo 30 años, pero siempre recuerdo mis mañanas de recreo, los amigos, el patio, los profesores; sin mi colegio Mano Amiga la historia hoy sería muy diferente.